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“Nadie puede atentar contra el Estado sin pagar las consecuencias”: las voces del dolor luego del acto de reparación

En el marco de la entrega de legajos a familiares de víctimas del terrorismo de Estado, llevado a cabo días atrás en Santa Rosa con la presencia del secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla, varios de los reconocidos ofrecieron testimonios personales recordando parte de su historia de dolor y pérdida, con el objetivo de mantener la memoria, la verdad y la justicia.  

Entre las palabras recogidas por la Agencia Provincial de Noticias en el Centro Municipal de Cultura de Santa Rosa, sede donde se concentró esta actividad, está el de Lucía Rosalina Tartaglia, desaparecida el 27 de noviembre de 1977. Su hermana Graciela Tartaglia y su sobrina Lucía Dandrea Tartaglia, trazaron un recorrido histórico de los acontecimientos vividos dentro del seno familiar.
Lucía Tartaglia nació en Santa Rosa, hija de la que hoy sería una abuela de Plaza de Mayo y de un inmigrante italiano, que vino con muchos sueños.  Lucía Dandrea recordó: “a los 18 años mi tía se va a estudiar abogacía a La Plata, con muchos sueños. Simplemente por pensar distinto, la secuestran, la detienen. Fue secuestro, porque no se sabía dónde estaba, y mi abuela por mucho tiempo la buscó. A los dos años de estar encerrada en un campo clandestino, mi tía tiene una hija en cautiverio un 25 de diciembre y la sacan para que pueda tener su parto. Días posteriores aparece un represor en la televisión diciendo que mi tía ya estaba en su casa con su hija o hijo, en Santa Rosa La Pampa”.
“En 2017 tuvimos un llamado de Estela de Carlotto, que decía encontramos al nieto 125 y es el de ustedes. No lo podíamos creer. Y a cada uno de la familia nos interesó saber diferentes cosas, todos fuimos teniendo diferentes datos. Cuando la conocimos, le dimos un abrazo y conoció la casa de quien había sido su madre, fue totalmente hermoso y reparador”.
Respecto al acto de entrega de los legajos reconoció que el mismo, “implica un acto total de reparación para mi familia. Más allá de todas las desgracias somos una familia que tuvo suerte porque en el año 2017 se pudo hacer justicia de una de las mejores formas, encontrar a la nieta 125, que nos tocó a nosotros, era mi prima, pudimos conocerla, verla, contarle la verdadera historia”.
“Por supuesto que los vínculos son difíciles, a ella le costó y aún le cuesta mucho entender. Sin ir más lejos su padrino es el represor, es el que mató a mi tía, cuenta con dieciocho muertes encima”, dijo Lucía.
Por su parte, Graciela Tartaglia, hermana de Lucía Tartaglia, expresó enfáticamente, “quiero que (el represor sentenciado) esté en una cárcel común, no con prisión domiciliaria, porque fue quien prendió fuego a mi hermana. A eso no lo puedo superar y la apropiadora tiene anotada a mi sobrina como hija propia, nacida en una clínica, no adoptada. Y el que murió en La Pampa, Fiorucci, tendría que haber estado en la cárcel”.
El represor de Lucía es Juan Carlos Chacra, “hoy tiene 80 años, cuenta con prisión domiciliaria y también está acusado y condenado por dieciocho homicidios, entre ellos el de mi tía. A mi prima le cuesta entender que el mejor amigo de su padre, que claramente es su apropiador, sea quien mató a su propia madre”.
Estos actos de entrega de legajos, reiteró, “son hechos reparadores. Creo que los represores tendrían que estar en cárcel común, para que los chicos de hoy puedan conocer y entender que nadie puede hacer un golpe de Estado sin pagar las consecuencias, que tengan cárcel común y ningún beneficio”.
 
Ilsa Clotilde Mora
Desapareció en la localidad de Relmo el 28 de noviembre de 1978. Su hija Cristina Toledo fue otro de los testimonios tomados por la APN. María Cristina Toledo junto a su hermano Julio, fueron quienes no tuvieron a su madre biológica. “Nos afectó mucho, y bien o mal, nos criaron nuestras abuelas materna y paterna. Después nos terminamos de criar en una escuela hogar. Éramos muy chiquitos”.
“Mi mamá tenía 22 años y nosotros teníamos 4 y 3 años. Ella estudiaba, estaba en una fiesta de fin de curso con el chico con el que estaba ella, porque mis padres biólogicos en ese momento estaban separados.
Salieron del salón y a la hora encontraron el auto donde andaban ellos, prendido fuego. Fue durante la dictadura militar, hace 43 años que no sabemos nada de mi mamá, ni tenemos el cuerpo. Todo lo que sabemos fue por parientes que nos han contado, porque éramos muy chicos”.
“Lo único que tenemos es un cuadro con la foto de mi mamá y el caso más nombrado que pasó en La Pampa fue el de mi mamá”.

 

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Entrega de legajos a familiares de víctimas del terrorismo de Estado

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