Destacan participación de jóvenes en actividades culturales
Festivales de Teatro, Letras y Artes Visuales en Cuchillo Co, Alpachiri e Ingeniero Luiggi. En lo que va del año 2019 han participado 600 adolescentes de 45 localidades y 150 adultos (docentes, coordinadores y capacitadores) en las sedes de Alpachiri e Ingeniero Luiggi.
Juegos Culturales Evita, Programa Provincial de Capacitación Interdisciplinaria, talleres en el marco de las Ferias del Libro, Festival de Teatro Adolescente - realizado desde hace tres años en la escuela hogar de Cuchilló Có, junto a la delegación provincial de Instituto Nacional de Teatro (INT) y cuyo resultado impulsara la realización, en 2019, del Festival de Artes Visuales y el Festival de Literatura en Ingeniero Luiggi y Alpachiri, respectivamente, fueron y son algunas de las propuestas.
No es fácil para una política cultural que tiene 'éxito' probado en la continuidad de acciones artísticas, en su devenir local un tanto repetitivo, en su producción abundante y de calidad... innovar, desafiar a las comunidades a crear, a originar todo el tiempo nuevas preguntas, relacionarse y fundamentalmente, atender a los niños y jóvenes de este tiempo – complejo, dinámico, desafiante- que necesitan adultos presentes que los acompañen para no ser uno como los otros sino, ser uno entre otros".
Las reflexiones forman parte de un texto de elaboración conjunta entre el equipo de la Secretaría de Cultura y los municipios pampeanos. Sostienen que "para esto estamos los padres, los abuelos, los tíos, las familias, como puedan ser, y las instituciones del Estado preparadas al efecto: escuelas, las instituciones de la cultura, bibliotecas populares, casa de la cultura, teatros... Retomando esto como marco para compartir, ya no como responsables de la gestión de la Secretaría de Cultura, sino como mujeres, docentes y observadoras participantes de festivales y encuentros que estuvieron guiados por capacitadores de sólida formación, comprometidos con su campo de saber disciplinar y convencidos de la importancia de la educación artística, surge un gran interrogante".
¿Qué pasa cuando pasan estos encuentros?
"Pasa lo virtual y lo analógico: estamos juntos dos o tres días, la modalidad de los Festivales es de campamento y convivencia. Nos juntamos, nos abrazamos, nos ayudamos, compartimos las comidas, escribimos a mano, dibujamos, pintamos, inventamos y animamos objetos, bailamos, actuamos. Nos miramos a los ojos, nos avergonzamos, nos reímos, nos rozamos, nos increpamos y bajamos la voz, nos volvemos a mirar, nos mezclamos. Grandes y chicos. Docentes y alumnos en calidad lisa y llana de personas. Personas que se relacionan como punto de partida y que no escabullen el conflicto que representa estar juntos, entendiendo que el conflicto nos es algo malo sino el motor para crecer.
Pasa que nos damos tiempo para aprender, para jugar, para equivocarnos, para reflexionar sobre el error, para corregir, para rehacer ensayando en los hechos esa necesaria marcha de la vida adolescente que necesita separar fantasía de realidad sin que eso signifique dejar de jugar. (Nunca, ninguno de nosotros debería entender la realidad sin jugar)
Pasa que, en el encuentro, debemos practicar la paciencia y la escucha amorosa, tolerante. Los chicos necesitan, hay que volver a decirlo, adultos ¡adultos! que no son pares, que escuchan y respetan las diferencias, que no les tienen miedo a las opiniones diversas, que no piensan en disciplinar sino que dan espacio para que "les pibes" se puedan expandir y expresar, -a través del arte, en estos casos- lo que les está pasando, lo que les preocupa, lo que les da temor o alegría o curiosidad. Adultos, que como tales, le hagan un lugar a los jóvenes y hacer lugar implica sostener, guiar, acompañar, generar propuestas dentro de un marco de cuidado y presencia humana comprometida, con reglas a respetar, pero las mínimas indispensables, para que el encuentro suceda, para que el respeto sea protagonista. Y sobre todo, espacios de encuentro constructivo, que toleren sus formas, que no los cercenen en sus búsquedas, que se permitan las dudas y las inquietudes, que los dejen explayarse, para que el decir y hacer de los adolescentes sea libre, fluya, se pueda desarrollar, en lugar de quedar traumatizando. Y ¡sí!, no todos como adultos estamos listos para esa experiencia, nos aferramos al control y ahí es cuando todo se descontrola. Pero somos muchos y estamos para acompañarnos, cada uno con su saber, que nutre al otro o lo rescata".
Destacando la participación de los jóvenes, el texto rescata "al psicoanalista Luciano Lutereau, quien señala en uno de sus libros: "Más crianza y menos terapia". Se trata de esto también, para la escuela y para la familia: más dudas compartidas, permitimos estar callados, tristes, cambiantes sin perder el rumbo de que la construcción tendrá avances y contramarchas pero deberá ser siempre, siempre, siempre, colectiva y amorosa".
"Si pudiéramos guardar (y transmitir) la gran cantidad de instantes luminosos que vivimos junto a estos jóvenes pampeanos, junto a equipos de artistas y capacitadores de distintas disciplinas; junto a intendentes, padres, coordinadores, podríamos abonar la esperanza rotunda de que todos tenemos en nosotros la capacidad de transformar la realidad, expandirnos y hacer un lugar mejor para crecer y vivir. Tal vez algún día dejen a los jóvenes inventar su propia juventud”, finalizan, citando a Quino.