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Carlos Merenson: “los economistas tradicionales no reconocen límites al crecimiento”

El ex secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la nación, académico de la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente, secretario del Centro de Ecología Política -(CEPyE), fue parte de los disertantes en el Ciclo de Conferencias Ambientales organizadas por el Gobierno de La Pampa a través de la Subsecretaría de Ambiente.

El ex funcionario agradeció y felicitó al Gobierno de La Pampa y la Subsecretaría de Ambiente de por la iniciativa de concretar conferencias donde se debatan y expongan cuestiones que tienen que ver con el ambiente. Como parte del ciclo, Merenson habló de Ecología Política y de inmediaton ante la Agencia Provincial de Noticias, se adelantó en explicar el significado de tal definición. “¿De qué se trata'”, se le consultó. “es una ideología y eso la diferencia enormemente del ambientalismo. Muchas veces hay una generalizada confusión y se usan como sinónimos. “¿Cómo nace la más joven de las ideologías contemporáneas? que es totalmente diferente tanto a las ideologías de izquierda o de derecha, y no por eso es una ideología de centro, sino netamente distinta” señaló.
La misma, “significa en parte reconocer la existencia de límites biofísicos para el crecimiento, cosa que no hace ninguna otra ideología, porque las otras consideran al crecimiento como lo más natural e infinito, sin ningún límite”. Reconoce antecedentes, aclaró Merenson, “como la ecología profunda que fue un antecesor o las rebeliones anti sistema nacida con el Mayo Francés, o la ecología científica, la bioeconomía, incluso se remonta a los primeros defensores de la naturaleza durante la Primera Revolución Industrial”.
Todas esas corrientes de pensamiento, expuso, “encuentran un punto de contacto cuando en 1972 se publica “Los límites del crecimiento”, un trabajo del Instituto Tecnológico de Massachusetts. Fue la primera vez que científicamente se intentó demostrar que existen límites en el crecimiento. Y ese es el punto de convergencia donde se produce o se inicia un proceso de ecologización del pensamiento y nace la Ecología Política como una ideología”.
En relación con esta idea, Merenson, señaló que los economistas tradicionales no reconocen límites al crecimiento. “En realidad si uno piensa en la base científica que los llevan a esa definición, son realmente espantosas. Porque confían en la mano invisible del mercado, como que va a solucionar todo, o confían ciegamente en la ciencia y la técnica. Hacen una profesión de fe de que nuestra inteligencia es tan grande, que vamos a solucionar todos los problemas. Y con esa filosofía, hasta niegan la existencia de los problemas y crisis ambientales”.

Limitantes
Para el disertante, existen por lo menos tres límites que ignoran totalmente: uno es el que ofrece las leyes de la termodinámica, la ley de entropía, que define un límite irrestricto que ninguna teoría científica podría ignorar. Si la economía se considera una de las ciencias, realmente no lo es, porque negar la ley de entropía, es negar a la ciencia misma.
La segunda, es que no se percatan que vivimos en un planeta con recursos finitos. La economía desarrolla la idea de que con la sustitución de diferentes formas de capital, el progreso no tiene límites. O sea que si se reducen los recursos naturales y aumenta el capital financiero, todo se equilibra y todo puede seguir”.
Merenson definió cierta desconexión “entre el mundo de la economía monetizada de los soportes biofísicos que hacen posible que esa economía funcione, y que la vida funcione.
Y lo tercero que ignoran, son las complejas relaciones que existen en la ecología, las leyes biológicas”.
Llegando a la conclusión de la definición de Ecología Política, señaló que “lo que se modifica es la definición de progreso, porque para todas las ideologías de hoy, el progreso es la constante superación de límites. En tanto, progresar es la capacidad de adaptación a aquellos límites que no pueden ser superados. Del siempre más, a lo suficiente”.
Y da un paso más, “hay una super ideología, en todo el sistema de las sociedades humanas, que es el productivismo. La idea de que vinimos a este mundo a producir y consumir y que toda organización social tiene que girar alrededor de eso. Ese es el motor que nos hace chocar indefectiblemente con los límites biológicos o biofísicos”.

Bosques nativos
“Si analizamos una provincia como es La Pampa con mucho territorio y con una población escasa respecto a ese territorio, lo que se da es una relación bastante interesante entre dos indicadores: la huella ecológica y la biocapacidad. Ambas se miden en las mismas unidades que se conocen como hectáreas globales” dijo. La huella ecológica, prosiguió, “es lo que usamos de bienes y servicios de la naturaleza del lugar en donde estamos. Esas exigencias nos dan una huella ecológica per cápita. Y eso se relaciona con la oferta de bienes y servicios que es la biocapacidad del territorio. Esta relación nos dice si una provincia es superavitaria ecológicamente, y eso significa que su huella ecológica está por debajo de su biocapacidad y la relación inversa es ser deficitaria, deudor o acreedor ecológico”afirmó,
En La Pampa “podemos presumir que su relación es superavitaria y por lo tanto es un acreedor ecológico. Siempre, en La Pampa, hubo políticas de atención al bosque nativo, con todos los problemas que han tenido el resto de las provincias, que es el avance de la frontera agro ganadera sobre los bosques nativos”. Para el visitante, “es muy difícil y complejo de regular. La Ley de Bosques Nativos fue y sigue siendo un muy buen intento de hacerlo, pero siempre tiene los problemas de las asignaciones presupuestarias. Sin medios para enfrentar la maquinaria del avance de la frontera agro ganadera, es una lucha bastante despareja”. La producción de alimentos -añadió- “es clave para evitar un colapso civilizatorio. Si bien los modelos de los causales de los colapsos en la historia fueron distintos, casi siempre lo que gatilló el paso final fue la crisis del sistema agroalimentario. Lo que está pasando hoy es que hemos desarrollado un modelo basado en los combustibles fósiles. La agricultura industrial no existe sin estos combustibles, no tiene ninguna posibilidad, desde la producción de fertilizantes, el uso de las maquinarias, todo depende de esa provisión”.

Río Atuel
“No solo La Pampa sufre lo que sufre, en todas las cuencas hidrográficas la cuenca baja sufre los problemas de la cuenca alta y queda supeditada a los designios de la cuenca alta. Creo que lo que está faltando es que exista efectivamente, o con más presencia si lo hay, un comité de cuenca interjurisdiccional. Mientras no se logre eso, cualquier solución va a ser inviable. Tenemos una estructura de organización federal de gobierno, entonces tiene enormes ventajas y a veces afloran enormes problemas”.
“La falta de coordinación y de convivencialidad entre las distintas jurisdicciones”, agregó “lleva a que ocurran problemas como el de La Pampa, porque una cuenca es una unidad de planificación, no se la puede fragmentar de ninguna manera”, enfatizó Carlos Merenson. “Si se fragmenta artificialmente, las cosas no pueden funcionar hasta ecosistémicamente”.
“En esta coyuntura es la provincia de Mendoza que con su visión productivista perjudica a una provincia hermana. Esto son los temas que hacen a una visión equivocada de la economía, de la vida, de la sociedad y se van a seguir multiplicando mientras no haya un cambio de rumbo. Esto es lo que plantea la ecología política y el ecologismo”, expresó.

Ley de Humedales
Consideró que así como en Bosques se legisló acertadamente, Humedales es una deuda pendiente que tiene el sistema político en Argentina. “Todas las dificultades que está teniendo llegar a un consenso para esa Ley, está demostrando los poderosos intereses en juego que no van a permitir, mientras puedan, ningún límite a sus intervenciones productivistas en los Humedales”. Los humedales son zonas enormemente sensibles para la producción “ya sea agro ganadera o inmobiliaria. Frente a un recurso que hace a la supervivencia humana, que es el agua, el productivismo no tiene freno, no repara, no respeta, interfiere en cualquier intento por protegerlos. No estoy juzgando un proyecto determinado, digo que si no hay una ley con las características que tenga, pero que proteja efectivamente a los humedales, vamos a estar en una seria situación en un país para el cual los recursos hídricos todavía no son el problema que existe en otros lugares. Estamos a tiempo de tomar medidas correctivas y de protección”.
Enfatizó que no solo con leyes se solucionan estos problemas, “si no hay un cambio de rumbo verdadero y profundo en la visión de cómo nos debemos organizar como sociedad frente a una coyuntura como la que nos toca vivir, globalmente y localmente, vamos a tener serias consecuencias y no solo a largo plazo”, concluyó.

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