Construyendo y deconstruyendo "Donjuanes": taller creativo en la Casa Museo Olga Orozco
Continuando con el ciclo 'Las posibilidades del yo', la Casa Museo Olga Orozco invitó a seguir descubriendo las múltiples facetas de la escritora nacida en Toay, y en este encuentro propone sumergirse en su librillo 'Bestiario de Don Juan', escrito bajo el seudónimo de Valentine Charpentier.
La actividad se llevará a cabo este sábado 28 de septiembre a las 17, en la Sala La Fantasma con acceso gratuito y libre para todo público.
En la década de los 60, cuando los roles de género comenzaban a transformarse, Olga Orozco, bajo el seudónimo de Valentine Charpentier, ya exploraba la figura del seductor por excelencia en las páginas de la Revista Claudia.
A través de la lectura y un recorrido por palabras e imágenes, los participantes serán invitados a reflexionar y crear sus propias interpretaciones. Será una excelente oportunidad para adentrarse una vez más en el universo de Olga Orozco y de explorar, junto a otros entusiastas de la literatura, los múltiples significados de sus obras. Con palabras e imágenes crearán un Bestiario construyendo y deconstruyendo el carácter y las técnicas que determinan a los Donjuanes.
"Las posibilidades del yo, Olga Orozco en la Revista Claudia"
En este ciclo se leen textos recopilados por la Editorial La Ballesta Magnífica, colección Pie de espuma, artículos de Olga Orozco publicados originalmente en la revista Claudia bajo diversos seudónimos.
Entre 1963 y 1974 la poeta Olga Orozco fue redactora de la Revista Claudia, una publicación que en los años sesenta y setenta, contribuyó a modificar la imagen de la mujer dentro de la sociedad argentina.
Usaba ocho seudónimos para firmar sus artículos; Valentine Charpentier fue su perfil para hablar de literatura, biografías de personajes ilustres y abordar otros temas de su interés.
También estaban Valeria Guzmán para el consultorio sentimental con las lectoras; Martín Yanez para sus agudas críticas literarias; Sergio Medina para las notas sobre avances técnicos o sobre estrellas de Hollywood; Richard Reiner para los artículos esotéricos; Elena Prado o Carlota Ezcurra para notas de vida social o puericultura. Y hasta el desafortunado Jorge Videla (ella misma se asombraba de la elección de ese nombre) para algunas notas sobre el tango u otros temas considerados “masculinos”.
Olga Orozco no fue una colaboradora más de esta revista. Con frecuencia, era autora de cuatro o más notas, algunas de extensión insólita, diez o hasta doce páginas.
Olga Orozco nació en 1920 en Toay, provincia de La Pampa y falleció en Buenos Aires en 1999. Su infancia y adolescencia transcurrieron entre Toay y Bahía Blanca.
Se la ubica entre las autoras más notables de la llamada “generación del 40” y está considerada, tal vez junto a Alfonsina Storni y Alejandra Pizarnik, como una de las poetas nacionales más prestigiosas y valoradas en Argentina y en el exterior. Colaboró en numerosas publicaciones, Reseña, Correo literario, A Partir de Cero, Espiga, Claudia y La Nación.
En ocasiones utilizaba seudónimos, particularmente cuando escribía horóscopos y predicciones zodiacales. Su obra destacó por configurar un universo personal, cargado de elementos místicos, sugerentes y profundos. La magia, los talismanes, la astrología y la sensualidad onírica abundaron entre las imágenes de su poética, emparentada con el surrealismo, a pesar del rechazo de la propia autora a dicha adscripción.
Pletórica de conjuros y ocultismo, de fascinación y fatalismos, su poesía también acusó la influencia de los poetas franceses que admiraba, Arthur Rimbaud y Charles Baudelaire.
En 1980 recibió el Gran Premio del Fondo Nacional de las Artes y en 1988 el Premio Nacional de Poesía. En 1998 obtuvo uno los máximos galardones literarios concedidos en América Latina, el Premio Juan Rulfo.
Publicó los libros de poemas Desde lejos (1946), Las muertes (1952), Los juegos peligrosos (1962), Museo salvaje (1974), Veintinueve poemas (1975), Cantos a Berenice (1977), Mutaciones de la realidad (1979), La noche a la deriva (1984), En el revés del cielo (1987) y Con esta boca, en este mundo (1984).
Escribió también dos libros de relatos autobiográficos, La oscuridad es otro sol (1962) y También la luz es un abismo (1995); y una obra de teatro: Y el humo de tu incendio está subiendo (1971).